Aburrido.

-Últimamente ha escrito demasiado, las cosas no deben ir bien.
En la película que vi con el un tipo con lentes de fondo de botella hablaba a la cámara, nunca había visto semejante cosa en una película de Estados Unidos, ahora veo que no sólo las mexicanas son malas.
Y después, ¿qué crees? Dice que lo que en la soledad la gente encuentra muchas cosas. Armando siempre ha sido rarito pero ahora si me está asustando un poco. Una cosa es que sea poeta frustrado y otra cosa que venga a decirme que un día se va a dedicar a estas cosas.
Porque lo que en verdad te da estatus es tener una buena profesión, algo que te de de comer, ¡hay que ser realistas!
Por eso a veces ya no lo quiero acompañar a sus películas. A mi me gustan las de acción, e incluso puedo ver una que otra de ciencia ficción, pero la verdad es que no le encuentro chiste a Penélope Cruz fuera de «Piratas del Caribe».
De repente si saca sus cosas bien hippies y todo, de la superficialidad de ir de compras y de los medios de comunicación y la chingada, pero yo prefiero subirle el volumen a los audifonos y ya, él siempre ha pensado que lo escucho.
No sé porque no puede ser una persona normal. O sea, yo lo amo por la forma en que es conmigo y todas las cosas que ha hecho y me han permitido conocerme más, pero ¿es mucho pedir que sea un novio adolescente normal? Eso de la poesía e ideas bohemias está bien por un rato, pero a mi no me va el rollo de intelectual y todas esas cosas. Me quiere hablar de cosas que ni entiendo. ¿Cómo voy a saber, yo, la importancia de los ensayos de Paz sobre las novelas de Fuentes? Eso es aburrido.
De las cosas que me encantan de él es que le gusta caminar. Cuando vamos caminando por los parques y me empieza a hablar de la naturaleza… es tan romántico.
Al principio pensaba que era una trampa, que toda esa personalidad bohemia y soñadora la estaba fingiendo para salir conmigo. He visto a demasiados príncipes convertirse en sapos. No me malinterpretes, con mis 20 años tampoco he tenido tantas relaciones. Pero es cierto, no habría salido con él si no hubiera gustado desde el principio.
Pero ahora también ha llegado otro chico. Es súper simpático y es muy guapo. Y no sé que hacer el me ha estado ligando y a mí si me mueve el tapete cañón.
Yo quiero un novio más normal. Lo mejor para mí y mis sentimientos será decirle adiós a Armando. Espero no lo tome muy mal.

-Creo que no sabes usar muy bien tu teléfono. Asegúrate de cambiar bien la próxima vez.

Soliloquio. (No leer)

Una vez me enseñaron a disfrutar todos los días y soy un poco lento de aprendizaje.
Hace tiempo que no te escribo poesía porque no quiero que sepas que aún estás conmigo, quiero dejar que creas que en verdad estás con él.
Hoy vino un ave (no que pueda identificar la especie) y llegó hasta la puerta, dejó una pluma, pero no le pertenecía, todo tan rápido.
«Un mundo feliz» me ha dado mucho miedo, más que 1984. Sin embrago lo que más me impacta de este mundo es el sentimiento de exclusión de el «protagonista». Quizás es que en verdad estamos llegando a un tiempo en que nos hacen ser ovejas y sentir mal al que no es parte… o sea de una forma más directa. ¿Sabes? Lo que me hace sentir mal a este tiempo es que yo no tengo ganas de crecer mientras que la gente a mi alrededor quieren ser libres, quizás sea un distinto ver de la libertad.
No la encontré. Creo que tenía dos años que no iba, quizás un poco menos. Y es que lo más lógico en un contexto como ese, y por su belleza, es que esté con alguien. Lo que me parece un poco extraño es que ella esté dando esos pasos si sólo es un poco mayor de lo que yo soy. ¿Tú qué piensas? Quizás soy yo el que estoy mal, pero no puedo concebir formar una familia a los 19 años, mucho menos a los 17 como otros…
Hoy más que nunca me pesa el paso del tiempo, la conciencia es lo que pesa.
La tranquilidad que buscaba en la naturaleza en verdad la encontré. La gente, mi familia lejana, piensa que soy serio o triste; estoy simplemente en suspensión.
El silencio de estos días no es tan cómodo. Para nosotros el silencio nunca es cómodo. Cuando hay silencio puedes oír la vocecita dentro de tu cabeza. Quizás por so aquella gente habla gritando y siempre hay música, aunque escuchen muy poco.

Uno de los mayores males que nos trajo la forma de pensar del cristiano-occidental es la línea recta. La línea recta nos hace pensar en principio y el final, y darles importancia sobre el recorrido. Tener la cabeza en el pasado y en el futuro nos impide disfrutar el presente. Hora de: ¡Pinche Nietzsche!

Todos somos disléxicos, así que no preocupo tanto de que no pueda expresarme contigo. Estás conmigo y sabes a que me refiero.

Nadie debe comprender, si comprendes puedes utilizar por ti y puedes decir «NO». Nadie debe tener tiempo, el que tiene tiempo puede hacer lo que quiere. Nadie debe reparar, el que rectifica aprende de ello. Nadie debe pensar, el que piensa está insatisfecho y el que está insatisfecho quiere cambiar, el infeliz. Nadie debe buscar la soledad, el que busca la soledad pasa por loco por crear soliloquios.

Instinto de muerte

Era una mirada. Una mirada de esas que se filtran en los poros y van invadiendo tu cuerpo de gusanos, gusanos que puede que sean orugas que se conviertan en mariposas o lombrices que sólo se arrastren por tu cuerpo.
Apenas esa mañana había pensado que no era tan malo, no después de todo. Que quizás si existe un instinto de muerte, que sea eso; pero tampoco puedo ignorar el instinto de vida. Instinto de muerte… aquello que te hace salir a buscar lo que sabes que no es probable, lo que te lleva a cometer locuras, la vida del bohemio, intentar morir lentamente para vivir de una manera más real.
Tomo su bolso y salió a la calle. Era una suerte que su trabajo estuviese lo suficientemente cerca para caminar hasta este, pero lo suficientemente lejos para un ensueño más.
El instinto de muerte era lo que lo había llevado tantas veces a volver. Y ella ahora sacaba esta conclusión. Los niños trabajando en el crucero sólo querían tranquilidad en sus vidas. El instinto de muerte era lo que ella tenía cada noche que prefería salir, sola, con la idea en mente de que iba a sufrir… ¿desde cuándo observar te hace sufrir?
Su cabello se movía y desprendía aquel atractivo perfume a cada paso. Cruzando la calle. El bolso siempre tan cerca del cuerpo. Y ella pensaba en la existencia complementaria de los contrarios, vida y muerte. ¿No vivo más con el instinto de muerte y no muero más con el instinto de la vida?
El golpeteo de los tacones llama la atención de las personas, menos que su belleza. Ella volvió por un instante y pudo ver la luz en los ojos de aquel viejo. Ese día había conseguido un desayuno. Un pan y café, todo.
Recordaba las palabras del filólogo. Decía que cualquier novela es El Quijote. Ella pensaba que la vida es eso. Movimiento por ambos instintos.
Un traje sastre llegó movido por una mujer completamente ajena a él. Era un hombre más. Ella lanzó aquella mirada…

Espero

Espero que sueñes con el otoño
Y unos versos de primavera,
Que cada noche me recuerdes
Tal y como contigo era.
Espero que pienses en tu verano
Cada día al atardecer;
Tan lejano, tan cercano
Cuando sales a llover.
Espero que sueñes con mi sonrisa
Y espero la transmisión de esta.
Estar en esa cima tan alta
Contigo entre la fiesta.

Hoy no es un día de esos.

Hoy no es un día de esos en los que la brisa besa tus mejillas mientras caminas por la acera en cualquier ciudad del mundo, consciente de ser parte consciente del mismo. Hoy no es uno de esos días en que te deleitas con buena música, una voz angelical que te lleva hasta la punta de aquella torre en medio de la multitud. Hoy no es uno de esos días en que una sonrisa puede hacerte feliz hasta el límite del sueño, límite de un nuevo comienzo. Hoy no es uno de esos días en que palabras ininteligibles y dos brazos alrededor del cuello te dicen algo que ya sabías, pero tan necesario como si fuera nuevo. Hoy no es uno de esos días que los colores deslumbran, que los olores atrapan, que las sensaciones estremecen. No hoy no lo es, simplemente… no.
«Hay golpes en la vida, tan fuertes… yo no sé!…»
Caer en espiral es un relato de terror digno. Caer en espiral dentro de ti no es menos imponente. Mi sentido, ese que me llevó a crear a aquella mujer titánica, se ha ido perdiendo. Pero eso no importa.
La verdad es que no hay problema, los problemas no existen más que en mi. Y todo sigue. Y eso es mi problema. Que la trayectoria depende de las fuerzas que actúan sobre el cuerpo y no del la voluntad del mismo, eso es algo superado. La consciencia es la maldición y no la libertad.
Hoy es un día de esos en que los amigos te olvidan, o son iguales que siempre, sólo que tú has cambiado. Hoy es uno de esos días de recuerdos de la noche anterior; placer en la percepción que fue belleza. Uno de esos días en que brilla el sol, pero eres lo suficientemente ciego para querer verlo, y eso es lo que duele. Uno de esos días en que la melancolía es frío que llega hasta los huesos y cala, poco a poco. Uno de esos días en que sé que no aprenderé nada de este sufrimiento, porque lo conozco a la perfección, nada nuevo, está encharcado… nada más.
La risa es forzada, el abrazo cortés, la intención de inercia, las ideas pesadas, la convivencia misantrópica… la lágrima y el grito necesarios… ausentes.
Hoy un día de los otros.

Alegoría de la mujer perfecta.

Es bella, precisamente hermosa para mi. Su cabello rizado que cae por sus hombros como cualquier cascada de fuego que se digne de llamarse tal. Su mirada es indescriptible, una angustia constante de caer en espiral en un mar que te cubre y te lleva y se apodera de too tu ser… indescriptible.
Hueles a mirra, mirra que suavemente lleva mis pensamientos a la noche fría en que esperaba a los muertos entre flores naranjas.
Tu vestido es fino pero el color no importa más, está hecho de luz y pude ser del color que más deseas, del color de tus sentimientos, del color de la melodía de tu voz.
Yo estoy fuera de las dimensiones en las que existes.
Caminas bajo la noche fría del desierto y pasan los días y pasan las noches y tu figura es inmutable y tu belleza es intocable.
Pero caminas, caminas, caminas… y yo sé que nunca vas a llegar.

Los gatos son de juerga larga.

12:01, para  los hombres ha empezado un nuevo día y yo sigo creyendo en el sol.
«para mi eres como un libro que aún no he abierto, tu cubierta de seda me seduce. Sé que voy a encontrar un nuevo mundo… mi problema es que me aburre estar demasiado tiempo en un solo mundo». Así pienso mientras transcurre la noche.
La noche es fría pero la obscuridad nunca se me ha hecho espesa y mucho menos con esta luna de finales de octubre que me hace sentir un poco seguro. Las noches de insomnio son tiempos metafísicos, en medio de la obscuridad se conjunta la filosofía y la poesía para revelar la esencia de los hombres que se pierde con el día.
Los gatos salen en las noches y anda, simplemente anda. Esta naturaleza es la que ha hecho que se conviertan en seres ocultos, incluso místicos para nosotros. Los gatos son sonidos silenciosos que pueden ver a través de la noche.
Esta noche de finales de octubre, de luna llena que me hace sentir seguro, un gato vino. No soy una persona que tienda al misticismo y tampoco alguien que aviente zapatos a los animales. Esa noche empezó el frío y él se aventuró a caminar hacia donde yo estaba. Yo sólo lo observaba sin ningún ánimo que pudiera ahuyentarlo y él lo captaba de esa manera. Era un gato rayado: una raya gris, una raya negra, una raya gris, una raya negra y su cola con una pequeñísima terminación en blanco. La terminación de su cola brillaba con la luz de la luna y era como una blanca centella yendo suavemente en medio de la ligera obscuridad de mi cuarto.
Llegó y yo me recosté suavemente en el suelo. Él se acercó con los movimientos de una pluma cayendo hasta mi oído y pude oír en un leve susurro:
-Hace tiempo que no te veía, has crecido.
Entonces mis ojos se abrieron lo más que pudo y un saltó mi cuerpo. Mis pupilas estaban dilatadas y mi cuerpo petrificado. Mi mente sólo tenía un sentido en ese pequeño instante. Y es que me dí cuenta el gato de mi infancia.

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No pensaba que las cosa pudieran pasar de este modo…

-No pensaba que las cosa pudieran pasar de este modo…
Ahora parece que todo está al revés. El hombre es el que debería estar dominando a la mujer y ala mujer es la que nos está quitando la última palabra. Yo debería simplemente tomar lo que me toca. Los jóvenes sólo deberían obedecer, como se hacía en los buenos, en los viejos tiempos, por mala suerte.
Quizás sólo fue cuestión de suerte despertar en esta realidad en la que todo se está volcando al revés, pensar que hubiera sido perfecto vivir en la Colonia en donde había revueltas una vez en una siglo.
-No mames. Mejor da gracias que naciste en el siglo que se le dio Revueltas a México.
-¿Quién es Revueltas?
-Un gran músico… no te desanimes. Quizás todavía puedas buscarla.
Estas palabras fueron las que me llevaron a ir a su casa.
Habíamos estado hablando frecuentemente los últimos mese, creo que sólo era cuestión de tiempo para que me enamorara de ella. Es tan dulce, como si fuera una niña pero al mismo tiempo es mujer, y muy madura por cierto. Sus ojos son negros, de ese negro que no se encuentra en cualquiera, que puede ser obsidiana y noche, espejo en donde me veo mejor. Como Iraida Noriega: «mi derroche de delirio y de perdición».
Pero es ya no importa más. Ella ama a alguien y no importa que yo la ame a ella.
La tarde cae y voy caminando hacía el horizonte que sorpresivamente se ve en esta ciudad. Las nubes se han comenzado a teñir de naranja y las sombras que hay entre ellas les da un contraste que me recuerda la violencia de mis pensamientos. El asfalto está caliente, pero un viento septentrional sopla y me besa plácidamente la mejilla derecha, mientras mi sombra de hace larga en el pavimento, el duro duelo que piso.
Estoy seguro de que ella está, toco la puerta y puedo oír pequeños paso, tal es el silencio de esta tarde. Una hoja cobriza cae del árbol que protege mi flanco derecho y la puerta se abre. Poco a poco, en un tiempo que se hace más lento aparece ella y su belleza.
Mis ojos le reclaman, los suyos son más profundos y su destello me da miedo esta vez. La tensión en mi rostro muestra la causa de mi visita. La hoja cae.
-Te estuve esperando…

Caminata monótona.

La probabilidad existe porque puedes no hacerlo.
Ella sabía bien que nunca iba a ser un gato por más que contemplara a su mascota largas horas, Cortázar le había mentido. Quizás sólo funcionaba con ajolotes, pero ella no quería ser un ajolote.
Quizás era mejor no pensar, la idea la había encontrado en otras personas, y es que la realidad apunta a que el idiota es feliz. Y es que todos los días es lo mismo, a veces se desesperaba a ella misma por ser así. Pero no es posible que no pudiera usar ropa cómoda sin sentirse incómoda por las miradas de los hombres. Cuando se hecha de menos echar de menos sabes que las cosas se están poniendo mal. Iba en persecución.
Las niñas alrededor suyo buscan el hombre en el cual encontrar el amor y ella quería encontrar el amor para conocer a un hombre, quizás la perseguían.
La verdad siempre es importante y ella piensa, piensa, piensa… sabe que quizás pensar es menos doloroso que recordar.
Ella camina, va caminando y sus ojos se posan como dos mariposas en cada una de las personas a su alrededor, hay flores que no son agradables a cualquier insecto pero es una flor al fin y al cabo. Hay algo detrás de ella.
Recuerda: «Poderoso caballero es señor don Dinero» pero su poder no puede nada en su caminata. Quiere ser gato mientras camina, camina y piensa para no recordar.
Camina por la monotonía, pero puede cambiarla. Sigue por ese estrecho sendero, lo modifica cada vez(sin darse cuenta), persiguiendo un sueño trascendencia y felicidad.
Dice:
«Y pienso para olvidar.
Creyendo que es mejor perderme en mí
que dejarme llevar.»
Observa al mundo y vive dentro de sí.
Siente una leve respiración hacia su cabello, voltea, bellos ojos cafés…
El accidente no fue suficiente para que eso pasara,  pero los paramédicos dijeron que no había nada que hacer.
  Parece que pasó una eternidad, la luz la cegó un instante y se hizo más tenue hasta volver. Por fin no recordaba y una chica la miraba a los ojos.

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ismos

Monté en el ave azul 
y, a través del cielo despejado.
Están los zafiros, estabas tú,
barroco te había amado.

La princesa oriental 
nos esperaba.
El árbol frutal 
nos regalaba.

Monté en el verde de tus ojos
a través del cuerpo inmaculado:
entre selvas de claveles rojos
ándeme, que te he encontrado. 

La corteza frontal 
reclamaba 
que de tanto soñar
se cansaba.



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